sábado, 13 de julio de 2013

Sin demora...

La balanza se inclinó temerariamente y sin ningún esfuerzo. Ella había aportado demasiado durante mucho tiempo y resultaba aparentemente insignificante todo aquel esfuerzo. El ego del artista así como su desconsuelo, no dejaba tiempo para más. Mientras, la modelo le miraba desde el otro lado intentando llamar su atención de otro modo, sin ser un objeto que plasmar en aquellos lienzos que lloraban otras ausencias. Ella con sus ojos del color de la tierra fértil y rojiza, buscaba la mirada perdida entre aquellos ojos deseosos de respuestas, deseosos de algo que creía no poseer y, sin embargo, no era consciente de que lo llevaba tatuado. Su ceguera mental, le había pasado factura y ahora creía que todo estaba lejano y borroso como en un sueño. "No te demores en despertar, querido pintor", susurraba ella, "aún tienes el olor del arte entre tus manos y tu amor está impregnado en él, no lo dejes escapar o dejarás morir tu esencia"...

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