martes, 22 de enero de 2013

Corazón de niñas...

A el hombre del pincel no le aterraba las canas, ni los años vividos, ni siquiera las despedidas constantes... Lo que verdaderamente necesitaba era las risas de sus niñas, los abrazos amorosos con besos de fresa. En su mente prodigiosa dibujaba reencuentros de colores... La danza de la vida permitía que fuera felíz con sus recuerdos, con el anhelo de estar junto a sus hijas, eclipsando el olvido de cada detalle de sus vidas en la distancia...

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