Miradas....

Se transportó hasta el lugar de las posibilidades, dando rienda suelta a su imaginación que aún mantenía resquicios oxidados por falta de uso. Ataviada con su última adquisición de tercera mano, se enfrentó al sub-mundo de la noche ciega, con la cabeza bien alta pero sin aires de grandeza y utilizó su sonrisa como arma persuasiva y seductora, una prueba aceptable de su feminidad.
Transcurrió la noche entre roces, risas enlatadas, cigarrillos asfixiantes y tacones de vertiginoso juego de alturas. Se imaginaba frente a su copa rebosante de hielo y limón un futuro sin derrotas en un presente paralizado por las carencias de buen gusto que desfilaban a su alrededor. El baile de máscaras se adueñó de la noche....