domingo, 14 de abril de 2013

El hombre sin retorno...


El hombre sin retorno quemaba las horas con sus manos. Su mirada se perdía en el frío del ocaso. Pensamientos arrastrados en un carro de recuerdos pesados. Imaginaba otro universo paralelo donde él imponía su criterio. No soportaba la idea del silencio, acostumbrado a sonidos de carne viva, de labios tiernos, de abrazos crujientes. El viaje hacia otro firmamento se acercaba sin remedio y, su maleta, llena de conocimientos, se dejaba arrastrar por aquel sendero. El hombre sin retorno inmortalizó cada momento, cigarrillo en mano y cabello al viento...

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