Llamas en vida...
La mujer de fuego sentía su presencia a flor de piel. Rasgada la moral se limitaba a seguir su instinto sin dejar de mirarle tatuando en sus ojos la pasión que se descontrolaba por momentos. La mujer de fuego se dejaba llevar por sus caricias, moviéndose suavemente como una gata entre sus brazos, aquella sensación rompió todo lo anterior y quedó liberada pegada a su cuerpo majestuoso, sintiendo sus manos delicadas como plumas...
Todo quedó en silencio... las sillas vacías aguardaban el momento de ser ocupadas de nuevo. Segundos, horas, días, semanas pero nadie regresaba, la desolada habitación mantenía, después de tantos años, la frescura colorista del primer día. En otro tiempo había sido la estancia preferida de bailes y halagos elegantes... Pero al igual que sucede en otros episodios cercanos, todo cambia y se vuelve melancólico y es cuando los objetos adquieren vida propia porque, a partir de entonces, heredan su propia historia...
Viene y va..., se desliza por la vida como las flores silvestres al son del viento, trazando el próximo destino, apurando siempre la última copa de vida inquieta, abrigando deseos de caricias arrogantes, deslumbrando con su carmín brillante. Así es ella, la mujer desierta, el ejemplo de los no ejemplos, la titular de una cuenta sin dueño que busca cobijo entre trapos viejos. Pero ella no duda en seguir, alguien le indicó que pronto la rescatarían y ella sigue esperando, a veces se queda clavada en el sillón de los inciertos, acariciando el destino soñado a la espera de otro desenlace que no la delate...
"Hoy te mando un beso porque estoy feliz, y quiero que tú lo estés"... Así se expresó el genio de las sonrisas una tarde de mayo...
La muñequita rojiza quedó perpleja al leer esta nota, había deseado durante mucho tiempo recibir una pequeña dosis de la magia del genio de las sonrisas... Solamente pudo brotar de sus ojos lágrimas con sabor a sorpresa. El silencio perpetró el espacio-tiempo durante largo rato sin que la muñequita pudiera mover sus endebles huesitos... Al despertar de aquél ensueño comprendió que comenzaba el final de una carrera llena de obstáculos y que sin rencor, resentimiento u hostilidad..., el genio, con su sonrisa imborrable, marcharía alegremente como lo solía hacer en otras esferas oscilantes...
Tropezando en el espacio, caí donde los retales de las muñecas quebradas. Comencé a buscar las manecillas del reloj que nos diferenciaba y que alargaba el tiempo, sin saber a que altura del espacio me encontraba. Lo peor no había pasado, la escalera de caracol se enroscaba sobre si misma y descendía sin remedio de nuevo hacia el mismo habitáculo. El rescate no sería inminente, nadie sabía de mi propia pérdida, ni del delirio en el cual me consumía a diario. No pude hacer mas que recoger mis trozos y, meticulosamente, colocarlos de nuevo en sus huecos correspondientes y así, armada de valor alcé un grito incandescente al alba. El eco de mi voz se trasladó a lo lejos haciendo volar a una hermosa bandada de pájaros que vinieron a mi rescate....
Cuando desperté de aquel sueño, pude comprender que no debo esconderme, que debo seguir conociéndome y queriéndome como nunca y agarrarme fuertemente a mis ideas para no caer de nuevo...
Mirar más allá del horizonte.
Romper las fuerzas oscuras con las cadenas de papel grabadas en tu mente.
Congelar el tiempo y sentarte a escuchar la brisa de la sabiduría, balanceando suavemente tus ideas, mientras tus ojos se cierran y perciben nuevas fórmulas de supervivencia.
No restringir los pensamientos deseados aludiendo a la pobreza del no poder.
Los genios del alma absorben tu existencia si no te ven crecer.
Incauto serás si tu vida no complaces y destruyes tu huella.
Crece aunque pase el tiempo, crece sin aspavientos, crece por encima de lo que esperas.
No esperes sólo crece...
"La noche ha sido larga", se repetía mentalmente una y otra vez el guardián de los recuerdos mientras apuntaba los últimos datos en su álbum sin láminas. Durante muchos años había tenido que enfrentarse al olvido más absoluto de recuerdos de otros tiempos, aquellos que los humanos ya no necesitaban según las exigencias de sus guiones mentales. Al guardián de los recuerdos, de vez en cuando, se le podía observar afligido y con lágrimas deslizándose por su rostro metalizado al sentir impotencia por tener que destruir capítulos hermosos de vida. Impugnar el deseo absurdo de olvidar por parte de algún humano indeciso, le había sido prohibido ya que, en otro tiempo, creía adecuado dar segundas oportunidades... El no rotundo e implacable tenía que ser su sentencia y, por mas que suplicaba para con los imperfectos humanos, nunca se le había concedido la dicha de poder decidir... Así pasaron los meses, años y siglos y con todo aquel material grabado en su ojos férreos, construyó un refugio para los soñadores de segundas, terceras y cuartas oportunidades....
Recogí todo el afecto que pude, añadí cinco hojas de misterio, magia de ojos de gato, un beso puro, luz a raudales, agua del alba, sonrisas varias, trillones de caricias de niños, sorpresas rosas, sombras del espacio y, una pizca de energía polar. Lo mezclé todo con muchísimo cuidado y cariño y dejé reposar el líquido mágico entre los brazos de la anciana más sabia jamás localizada. Una vez transcurrido el tiempo necesario, retiré con suma cautela la pócima ya que la anciana dormía plácidamente.
De repente y prodigiosamente, al abrir el frasco comenzó a liberarse el aroma más delicioso que hubiese olfateado y la lluvia de colores que salían a raudales formaba una hermosa danza de giros y piruetas. Cerré los ojos y lentamente ingerí apenas unas gotas pero, fueron suficientes para despejar mi mente y entonces comprender que todo era posible, que simplemente había que seguir las instrucciones que marcaban al unísono cada uno de los corazones que nacían con el alba...
Por un momento el péndulo tomó la forma de un alma inquieta, girando sin temor alrededor de los sueños del mundo. Buscaba, cauteloso y en silencio, tu misterioso paradero dentro de este planeta casi esférico. Vueltas y más vueltas, era el destino de mi péndulo eterno, atado a un cordel indestructible cuya energía se concentraba en su color rojo fuego. Poco a poco el círculo se centraba en un espacio algo diminuto pero con la respuesta hallada.... Ahora cerraré mis ojos y viajaré entre nubes de verano a través del ocaso y alcanzaré a sentir tu existencia cuando el sol me permita descubrirte con su luz vital...
