miércoles, 8 de mayo de 2013

El líquido mágico...


Recogí todo el afecto que pude, añadí cinco hojas de misterio, magia de ojos de gato, un beso puro, luz a raudales, agua del alba, sonrisas varias, trillones de caricias de niños, sorpresas rosas, sombras del espacio y, una pizca de energía polar. Lo mezclé todo con muchísimo cuidado y cariño y dejé reposar el líquido mágico entre los brazos de la anciana más sabia jamás localizada. Una vez transcurrido el tiempo necesario, retiré con suma cautela la pócima ya que la anciana dormía plácidamente.
De repente y prodigiosamente, al abrir el frasco comenzó a liberarse el aroma más delicioso que hubiese olfateado y la lluvia de colores que salían a raudales formaba una hermosa danza de giros y piruetas. Cerré los ojos y lentamente ingerí apenas unas gotas pero, fueron suficientes para despejar mi mente y entonces comprender que todo era posible, que simplemente había que seguir las instrucciones que marcaban al unísono cada uno de los corazones que nacían con el alba...

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