sábado, 2 de febrero de 2013

Brisa...



La brisa, que hoy acarició mi rostro, venía a buscarme. Era cálida y acogedora... Me susurró al oído que no desesperara, que la respirara, que ella me calmaría... En ese instante sólo pude sonreir, cerrar los ojos y disfrutar de aquella sensación que había colmado mis entrañas... El momento justo para no precipitarme, para oxigenar lentamente mi cerebro y dejar que la sabiduría del silencio atravesara mi ser....

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