sábado, 16 de febrero de 2013

Sin musarañas mentales....

Una y otra vez..., los pensamientos ciertamente abrumadores no la dejaban crecer en su interior. La percepción que había tenido de su corta y pequeña vida en aquel trozo de espacio circular, le parecía algo indiscutiblemente imponente. 
Pobre niña..., no salió nunca de su guarida y, creció físicamente creyendo que había conocido todo el universo. Sus ojos fueron testigos de otras magníficas vidas que guardaba en su memoria, seccionando aquello que la mortificaba. 
Pobre niña..., sin saberlo había crecido entre barrotes mentales creyendo que eran otros los que la inmovilizaban y encadenaban...
De pronto algo se rompió en su mente, sobresaliendo sin temor y, tras observar de nuevo su espacio, denotó que ya no era lo mismo ni la misma, por lo tanto, ¿que más le daba experimentar otros mundos y ver el acantilado desde abajo?... De esta manera se percató de que podría vivir libremente, sin sus musarañas mentales, anulando su tristeza y respirando nuevas impresiones de este regalo algo inesperado...




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